SINGAPUR
2010
Bajo
la noche, el ruido y el sonido potente de motores pasando rápidos
como balas por la recta de meta en un circuito estresante, difícil y
largo a la parte que divertido y emocionante se desarrolla el
espectacular gp de Singapur.
El
de esta ocasión tuvo como protagonistas a dos pilotos: Vettel y
Alonso. Se puede decir que fue una batalla “ a saco” como se
suele decir por la pole y el domingo por la victoria. Y nada más lo
define mejor, porque la pole de esa carrera se la llevó el ovetense
por 67 milésimas de ventaja, lo cual es un mínimo error en
cualquier curva del circuito.
Pero
el esfuerzo monumental no terminó ahí porque el domingo bajo los
miles de focos que iluminaban la silueta del circuito singapurense,
quedaban por disputar 61 interminables vueltas que vaya si se
hicieron largas.
Cuando
la salida se dio Alonso partió bien y Vettel también pero los
primeros metros ya eran un anticipo de lo que faltaba por llegar. El
líder del mundial en ese momento era Lewis Hamilton, que con esta
sumaría dos abandonos seguidos que le eliminarían de la lucha por
el mundial, dos abandonos muy desafortunados que le pusieron en
bandeja la disputa por el mundial a Vettel y Alonso.
La
carrera fue un absoluto Vettel-Alonso incesante curva a curva, vuelta
a vuelta, centímetro a centímetro porque no hubo un solo momento en
el que Alonso consiguiera deshacerse de Vettel en la distancia
almenos, lo tuvo toda la carrera como un moscardón detrás de la
oreja esperando un único error, uno solo, que no se produjo en casi
dos horas de carrera.
Ni
un sólo resquicio, ni una grieta, nada a lo que el alemán pudiera
agarrarse y pasar. Fue un auténtico calvario para Alonso que contaba
con la cierta ventaja de saber que en Singapur es difícil adelantar
por el carácter urbano de la pista y los muros tan cerca, además el
incesante calor dentro del habitáculo hace más difíciles las
carreras hasta el punto de que ha habido pilotos que han dicho por
radio que no podían continuar conduciendo de forma segura y que
preferían abandonar la carrera.
Una
auténtica lucha psicológica por tenerlo detrás forzándole a
cometer un error, el notavo, el que había llegado a la F1 hace
apenas 2 años y medio, que en 2009 esttuvo a punto de ganar el
mundial pero que por errores propios no se lo llevó y que en 2010
aún no había sido capaz de ponerse líder del mundial, el que se
estaba erigiendo protagonista de la F1, no estaba pudiendo con un
veterano y experimentado piloto como Alonso, con unos cuantos kms a
sus espaldas y buenas clases de conducción.
El
ovetense aguantó como un muro infranqueable todo lo que le echaron y
no dio ni una sola oportunidad a Sebastian Vettel que seguramente se
acabó desesperando después de tantísimo tiempo detrás del
asturiano sin ser capaz de ganarle la posición.
Un
pedazo de Grand Chelem que se llevó el español, trabajado desde el
minuto 1 de la clasificación hasta el último metro de la carrera
con susto incluído de la humareda de la barbacoa de un Caterham que
impidió ver con claridad la pista en los últimos momentos.
Pasó
volando la línea de meta y alzó victorioso el brazo sabiendo el
pedazo de resultado que había logrado y contra quien. Cansado e
iluminado por los focos de Singapur levantó el trofeo que le
acreditaba como claro ganador de la prueba y dejó en las retinas de
los aficionados una carrera para el recuerdo por su dureza, su
duración y su intensidad de principio a fin.
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