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lunes, 30 de marzo de 2015

Relatos F1, decimocuarta parte.

SUZUKA 2006

Hay veces que el destino tiene algo guardado para ti, a veces, la suerte se pone de tu lado y las cosas salen bien, tú fuerzas la maquinaria para que las circunstancias se den y algo bueno ocurra, a veces simplemente las casualidades aparecen y cambias el devenir de las cosas.

Es lo que pasó en este gran premio, uno que estuvo dominado por Ferrari, el penúltimo de aquel año. Ferrari y Michael venían de hacer buenas carreras y pelearle el título a Fernando y Renault hasta tal punto que en la clasificación de pilotos el heptacampeón ya había pasado al asturiano.

El sábado, en la sesión de clasificación, los Ferrari, autoritarios, se colocaron al frente de la parrilla, ocuparon las dos primeras filas y su demostración de efectividad y ritmo era un aviso al campeón Alonso de que iba a sufrir para ganar este mundial, ya estaba sufriendo bastante con decisiones extradeportivas.

Para colmo, los dos Toyota se colaron también para terminar de complicar el trabajo a Fernando. ¿Qué podía hacer el asturiano en aquella difícil situación?, lo que él mejor sabe hacer, desplegar su talento e ir a por todas.

Su salida fue rápida pero los Toyota de Ralf y Trulli le taponaron rápidamente y no pudo avanzar posiciones, parecía como si se hubieran confabulado en su contra pero no, simplemente no quisieron dejarle pasar fácilmente.



Pero se los terminó quitando. Schumacher no tardó demasiadas vueltas en quitarse a Massa de en medio, que casi se apartó porque el alemán necesitaba esa posición urgentemente mientras su principal rival por el título se pegaba con los Toyota en la tarea de que los Ferrari no se le marcharan.

Fernando fue a por todas, una vez los dos monoplazas Toyota, el de Trulli y Ralf, estaban fuera del camino por la victoria y el mundial, fue a por el brasileño Massa. Le pasó en la parada de boxes, rápidas y efectivas como nos tuvo acostumbrados Renault, no fallando en el momento decisivo del cambio de neumáticos y repostaje (por entonces aún se llenaba el depósito de combustible en las paradas).

Y de repente, Fernando se encontró el camino libre a por Michael Schumacher, el alemán, el heptacampeón del mundo que aunque estaba jugando con más ayudas de las permitidas, no iba a dejarle que por eso le ganara la partida, no iba a dejar ganar a la FIA, no pensaba hacerlo.

Comenzó a acelerar el ritmo, una vuelta tras otra, a velocidad de clasificación, calcando tiempos y ritmo al de Schumacher.

Comenzó a recortarle la diferencia, al principio el kaiser sabía que tenía una distancia cómoda pero Alonso, que no iba a tirar la toalla porque simplemente no iba a dejar a Michael ganar, comenzó a reducirla.

Jean Todt seguramente comenzó a ponerse nervioso cuando vio que la tranquilidad que el liderazgo sólido del alemán otorgaba comenzaba a apagarse, Briatore, confiando que en su espadachín estrella pudiera vencer a los intocables Ferrari que tanto habían mejorado sonreía.

La perserverancia del piloto español tuvo éxito, quebró algo en Ferrari, concretamente el motor. A falta de 16 vueltas el corazón del Ferrari de Michael echó un humo blanco, que significaba que las aspiraciones de Schumacher al octavo título pasaban de ser importantes a ser nulas.




Así de rápido cambia la vida en la Fórmula 1, pasas de estar en la cima y gozar de tranquilidad y éxito a perderlo todo sin más. Aquella carrera sentenció el mundial y Fernando lo celebró a lo grande con los suyos, no era para menos, estaba a punto de retirar a uno de los mejores pilotos de la historia. 

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