ESPAÑA
2006
El
español Fernando Alonso llevaba años buscando la victoria en su
país, en el circuito de Montmeló, un circuito permanente que lleva
acogiendo la carrera de Fórmula 1 desde años décadas y que siempre
es un hervidero de sensaciones y de emociones encontradas.
El
año anterior, el primero en el que Alonso contaba con un coche
ganador de verdad, no consiguió la victoria por detrás de un veloz
Raikkonen que se impuso con soltura.
Pero
un año después, el año en el que se sitúa esta historia, todo
sería distinto, todo cambiaría, las circunstancias de la carrera y
el buen hacer del español le llevarían a lo que había estado
buscando durante años, aquello por lo que un piloto puede estar
orgulloso de hacer en el gran circo, aquello por lo que muchos luchan
pero no todos consiguen.
El
fin de semana de la carrera se presentaba emocionante y relativamente
tranquilo para Renault y Alonso, que habían estado dominando la
temporada hasta entonces.
El
rival esta vez era Ferrari y Michael Schumacher, que venía de hacer
un mundial muy cuestionado e irregular en el que sólo ganó una vez
pero fue una victoria que no tuvo ningún efecto en el mundial.
Este
año todo estaba más igualado entre las escuderías punteras o al
menos entre Ferrari y Renault, si bien la escudería francesa le
había ganado la partida a la italiana hasta ahora, nunca hay que
subestimar a los de Maranello.
El
sábado el asturiano se plantó en la primera posición, batiendo
récord de la sesión uno detrás de otro, siendo el más rápido,
con una conducción tranquila y muy regular en la que consiguió
estar en la primera posición sin demasiados problemas.
Su
compañero Fisichella se coló en el segundo puesto, dando la primera
línea a Renault por algo más de tres décimas sobre el Ferrari más
adelantado, Michael, en la tercera posición. Massa consiguió el
cuarto puesto y permitió a las dos escuderías más fuertes del
mundial copar los cuatro primeros puestos.
En
la salida un rápido Fisichella intentó robarle la cartera a
Fernando pero este le cerró la puerta y a partir de la curva dos se
vio como Alonso comenzó a tirar como un poseso para lograr ventaja
suficiente en la primera parada.
Cuando
llegó el momento de esta el alemán Schumacher le robó el segundo
puesto a Fisichella, que había estado haciendo de tapón hasta
entonces en la distancia, una posición que no volvió a recuperar.
Michael
nunca consiguió acercarse a Fernando lo suficiente para poder poner
en peligro su posición de victoria a pesar de que lo intentó.
Alonso tenía ese domingo una fuerza que le empujaba en cada curva,
que gritaban su nombre, que agitaban emocionado la bandera de
Asturias y de Renault, un color azul predominante que llevaba dos
años ganándole el terreno al rojo Ferrari y a las banderas
italianas.
Durante
la carrera, ocurrieron algunos sucesos como el medio trompo de
Montoya en la primera quincena de vueltas que podía haber sido
situación de Safety Car pero al final los comisarios, valientes
mientras los coches pasaban a sólo unos metros de ellos veloces,
acudieron a retirar el coche del colombiano.
La
salida de pista en las primeras vueltas de un Midland o el choque
entre los dos Toyota más avanzada la carrera que provocó un susto
puntual pero nada más que eso.
La
carrera fue para Fernando un sprint de 66 vueltas en el que iba a
tirar sin descansar hasta conseguir lo que llevaba años buscando,
con lo que soñaba a parte de ser el campeón del mundo, con aquello
sin lo que no podía irse de la competición dentro de muchos años,
aquello que le debía a los aficionados por su fe incondicional en
él, aquello especial y único, ser ganador del gran premio de su
país, ante su gente, escuchar su himno y levantar la copa victorioso
ante una grada principal que rebosaba de gente que gritaba su nombre,
el nombre de un campeón.
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